El senador Jorge Carlos Ramírez Marín presentó una iniciativa de reforma de ley para que el servicio social no sea requisito para obtener el título profesional y cuando se realice, las y los jóvenes obtengan una remuneración justa.
El legislador asegura que los jóvenes que prestan su servicio social en México pueden enfrentarse a problemas de inseguridad que ponen en riesgo su vida o su integridad física, tales como acoso sexual, discriminación o presencia de crimen organizado en los lugares a los que se les envía.
En la exposición de motivos, la iniciativa da cuenta del caso de los estudiantes de medicina, cuyas últimas generaciones enfrentan riesgos mayúsculos, pues el 40 por ciento asegura no contar con los medios adecuados para referir enfermos graves de su comunidad o unidad a un hospital, uno de cada cuatro ha manifestado que su vida corrió peligro en algún momento, mientras que uno de cada diez señaló una tentativa de acoso o violencia sexual.
“De acuerdo al Programa Universitario de Estudios sobre Educación Superior (PUEES) en el artículo “Peligros y dilemas del servicio social médico en México”, la UNAM afirma que dos pasantes de medicina mueren cada año en promedio haciendo su servicio social, y se menciona que el riesgo es grave porque no existe una cifra confiable de las agresiones y violaciones en desempeño de sus funciones, en especial en el caso de las mujeres que van a zonas aisladas del país para cumplir el requisito que les permita titularse”, detalla el documento.
Pese al peligro que viven, al año son enviados cerca de 18 mil jóvenes a realizar su servicio social como médicos pasantes.
Las autoridades federales, estatales y municipales son omisas en la toma de decisiones para erradicar el problema; sin embargo, consideran que son hechos aislados.
Además, la iniciativa da cuenta de que en Yucatán, algunos de los estudiantes son enviados a comunidades lejanas en donde atienden a casi todos los habitantes, teniendo turnos de 24 horas, y aunado a la precaria situación, en la mayoría de los casos sólo reciben una beca de $100 pesos al día, subsidiando todos los gastos (alimentos, transporte, vivienda), a diferencia de algunos programas gubernamentales como el denominado “Jóvenes Construyendo el Futuro”, donde se paga una beca superior a los seis mil pesos al mes.
Bajo tales circunstancias han existido casos de violencia, acoso y explotación laboral, entre otras situaciones que han llevado a que los futuros médicos presenten casos como ansiedad, depresión e inclusive han existido casos de suicidio.
Por ello, la iniciativa busca eliminar el requisito de agotar la prestación del servicio social para poder titularse, con la posibilidad de que las y los jóvenes puedan hacerlo hasta 5 años después de haber concluido sus estudios, una vez que disminuyan los riesgos y desventajas a los que están expuestos con el actual modelo y por las condiciones de inseguridad que imperan en el país.
También propone que, durante su servicio social, los estudiantes puedan poner en práctica los conocimientos adquiridos, logren y acumulen experiencia, y desarrollen dicha actividad de manera eficiente, segura y sin que sea una carga económica para ellos.
Además, pretende garantizar que la prestación del servicio social se efectúe libre de todo tipo de acoso y violencia física, verbal, económica, social y/o psicológica, hostigamiento de cualquier tipo, incluyendo aquí a cualquier tipo de profesión u oficio que lo exija.
Ramírez Marín afirmó que el modelo de servicio social que prevalece en la actualidad no responde a sus objetivos, no funciona y no vela por el bienestar de los prestadores, de ahí que su propuesta es reformar los Artículos 9, 55 y 59, y adicionar el Artículo 53 de la Ley Reglamentaria del Artículo 5º Constitucional, relativo al ejercicio de las profesiones en la Ciudad de México.