Promueven un desarrollo inmobiliario denominado Petén Sisal, el cual contempla arrasar con la vegetación y fauna de una extensa área para construir un lago artificial, destruyendo parte de lo que se considera isla barrera y los bosques de manglar adyacentes.
El nuevo desarrollo en este puerto al poniente de Yucatán es impulsado por el empresario Gustavo Cisneros Buenfil, quien supuestamente mantiene vínculos comerciales y de amistad con los presuntos ambientalistas Guillermo Acosta Simón, Víctor Paré, Michael Kaussoff y Juan Carlos Cabeza de Vaca, los cuales no se han pronunciado sobre este proyecto.
La obra pretende abarcar casi 48 hectáreas que carecen de cuerpos lagunares naturales. Para llevarlo a cabo, se necesitará maquinaria pesada para destruir y cavar zanjas que simularán canales de agua o lagunas.
Llama la atención que la publicidad del desarrollo hable de la presencia de cuerpos de agua naturales cuando estos no existen en la zona a impactar. En cambio, abunda vegetación endémica donde se reproducen numerosas especies de aves, mamíferos y reptiles en peligro de extinción.
Según especialistas, debajo de la extensa vegetación donde se pretende edificar el proyecto existen corrientes subterráneas de agua dulce que desembocan en el mar. Al excavar para crear el lago artificial, estos veneros de agua serían impactados, alterando el flujo natural del agua hacia la plataforma continental.
En la zona donde se pretende construir el lago artificial abundan especies cactáceas como el Nuum tsuutsuy, que sirve de alimento a diversas especies de aves, así como trepadoras, botoncillos, uva de mar y el Pantsil, endémico del estado.